Desde hace dos años, Ofelia no puede trasladarse sin ayuda. Las desgracias vinieron de la mano: enviudé poco tiempo después de su fatal accidente. Cuando sus hijos me propusieron mudarme a vivir con ella, acepté (reconociendo de esta forma cuánto les debía). Alquilé el chalet que nos había demandado media vida construir; regalé las enciclopedias y los diccionarios bilingües a …