La arquitectura y la fotografía tienen mucho en común. Al menos así lo percibe Franco Casaccia, un arquitecto firmatense que, desde hace algunos años, ofrece una mirada diferente sobre lugares y edificaciones del mundo, mediante imágenes e historias.  


Franco Casaccia tiene 32 años. Se recibió de arquitecto en la Universidad Nacional de Rosario a principios de 2018. Precisamente ese año, junto a cuatro compañeros de la Facultad decidieron hacer un viaje por Europa. Para él era su primera vez de aquel lado del charco, inclusive, su primera vez arriba de un avión.

De ahí en adelante, su vida cambió en absoluto. Plantó bandera en Alemania. Allí, probó suerte, aprendió, luchó, soñó y se quedó. Hoy, vive en Colonia desde hace casi tres años, donde ejerce su profesión, y a la vez, en sus tiempos libres, nos acerca a paisajes del mundo con una mirada diferente, sobre todo de Europa Central, a través de su cámara fotográfica.

En comunicación con El Correo, Franco, que está en proceso de convertirse en miembro de la Asociación Nacional de Fotógrafos de Arquitectura de Alemania, brindó detalles sobre su labor y cómo surgió la idea de unir estas dos disciplinas.

“Dependiendo del contexto, a veces me defino como arquitecto y a veces como fotógrafo. Pero es muy difícil separar ambos. Lo que me pasa con la fotografía es que la satisfacción y los resultados de tu trabajo, suceden casi instantáneamente. Un proyecto de arquitectura lleva años en concretarse y, dependiendo del contexto, muchas veces ese resultado final se aleja mucho de las primeras ideas. Construir es muy complejo”, comentó Casaccia.

“Me gusta poder llevar la arquitectura a otras personas, compartir mi pasión con todo el mundo. Tampoco me limito solo a grandes proyectos de arquitectura o arquitectos famosos, también he hecho trabajos para estudios más chicos, la remodelación de una pequeña vivienda, fotos callejeras o simplemente cosas que ni siquiera tienen que ver con arquitectura. Sea cual sea el sujeto, el objetivo es el mismo: poder contar una historia”, reflexionó.

De la mano

En cuanto a sus inicios y cómo unió estas disciplinas, Casaccia, quien aclaró que su profesión de tiempo completo es la arquitectura, contó: “La fotografía empezó como un hobby y, después de ver la aceptación de mis conocidos, colegas y en las redes, me decidí a darle un enfoque más profesional, apuntando a los estudios de arquitectura a los cuales uno estudia en la facultad”.

“La verdad es que ambas disciplinas tienen mucho en común y van de la mano. Un proyecto de arquitectura, además de funcionar para el propósito para el cual fue diseñado, también tiene que estar bien mostrado, desde las primeras etapas del proyecto hasta una vez habitado”, explicó Franco, y argumentó: “Una obra realizada que no se fotografía y se distribuye, solo queda para esos pocos que tienen la chance de ir al lugar y visitarlo, y no siempre es una opción, ya sea una iglesia de campo en La Pampa o en Dinamarca”.

Museo del Arte, Bonn, Alemania. Foto: Franco Casaccia

A su vez, sostuvo que “la fotografía en general, más allá de su valor como herramienta de comunicación y de documentación, también da lugar a infinitas interpretaciones, lo mismo que sucede al pararse frente a una pintura en un museo, y eso está buenísimo”.

“Una foto que es técnicamente perfecta, tomada con la mejor cámara, pero que no transmite nada, tampoco es interesante”, planteó, y respaldó: “Como arquitecto, el haber desarrollado una comprensión y apreciación de cómo se diseñan los edificios y cómo interactúan con su entorno me da, de alguna manera la perspectiva para poder capturarlos en imágenes”.

Fotografías, personas, historias…

Ahondando un poco más en su proyecto personal, donde a menudo, mediante fotografías de su autoría expone historias, y relata vivencias de distintas partes del mundo, el arquitecto firmatense explicó en profundidad dónde se para a la hora de abordar un nuevo trabajo.

“Lo primero que identifico son proyectos que me interesan, ya sea porque los hizo un estudio al cual admiro, porque los estudié en la facu o simplemente porque me atrae su diseño. También es cierto que proyectos recién terminados tienen más chances de ser publicados en algún portal online o revista que uno que tiene 10 años y ya fue documentado mil veces”, precisó.

Museo del Rock, Roskilde, Dinamarca. Foto: Franco Casaccia

En ese sentido, confesó: “Generalmente voy al lugar sólo sabiendo cómo llegar e identificando posibles puntos de vista interesantes para fotografiar, sin prejuicios. Una vez terminada la recorrida, me gusta leer acerca del proyecto y entender el porqué de muchas decisiones de diseño”.

“El hecho de poder caminarlos y fotografiarlos desde varias perspectivas y distancias, hablar con los locales (siempre que el idioma lo permita), ver a la gente interactuar en ellos y cómo los mismos edificios maduran y se ven afectados por el uso que se les da, es fundamental para documentar un edificio”, analizó Franco, en relación a cómo aborda cada proyecto fotográfico.

A su vez, resaltó un factor fundamental a la hora de fotografiar, en cuanto a su mirada. “Me interesa cómo los espacios arquitectónicos son utilizados y habitados por las personas. Creo que un edificio cobra vida cuando las personas lo utilizan, y quiero capturar esa relación”, destacó.

Viviendas The Valley, Amsterdam, Holanda. Foto: Franco Casaccia

“No me interesa solo la forma y la estructura del edificio, sino también cómo se integra en su entorno y cómo la gente lo hace suyo. Esta interacción es lo que hace que un edificio sea más que una simple estructura”, dijo Franco a El Correo.

“Esto es lo que intento retratar en mis fotos. Si prestás atención, hay un patrón que se repite, y es la gente. La gente te da, primero, la posibilidad de entender la escala de un espacio y, segundo, ver cómo interactúan con él”, indicó, y aclaró: “No siempre se logra, a veces los lugares están desiertos, o uno no quiere ser invasivo respetando a las personas que los están usando”.

“La idea es poder contar una historia con las fotos, y no limitarme solo a la estructura en sí, sino también mostrar cómo es utilizada y vivida, o cómo reacciona a los cambios de luz a lo largo del día y del año”, expresó Casaccia.

¿Firmat, en una revista de arquitectura de España?

En la continuidad de la charla con El Correo, otro de los temas en los cuales ahondó Franco, fueron los sitios por dónde tuvo la posibilidad de trabajar, y si logró hacer algún proyecto fotográfico en nuestro país y puntualmente, en su Firmat natal.

“Mis trabajos son más que nada en Europa Central. Y eso es porque, al vivir en Alemania, siempre busco lugares a los cuales pueda ir en un fin de semana o unos pocos días. Como explicaba al principio, todavía no es una ocupación de tiempo completo; paso la mayor parte del tiempo en la oficina haciendo planos constructivos para el mega campus”, resaltó Franco, que hoy por hoy, trabaja en JSWD Architekten, un estudio de arquitectura de Colonia, donde trabajan alrededor de 200 profesionales.

Iglesia Immanuel, Colonia, Alemania. Foto: Franco Casaccia

“Cada lugar tiene algo único y especial, pero algunos de los que más me han impactado son aquellos que revelan una fuerte conexión entre la comunidad y el entorno”, reafirmó Franco, y contextualizó, en relación a sus últimas experiencias, puntualmente en Dinamarca: “Las ciudades están diseñadas priorizando el espacio público, incluso cuando son inversiones privadas. Eso es pura y exclusivamente poder de gestión y fuertes políticas de desarrollo urbano que favorecen el desarrollo de las ciudades y buscan mejorar la calidad de vida de todos”.

Por otra parte, Franco habló sobre Argentina y la posibilidad de llevar adelante su labor cada vez que vuelve al país. “Parece cliché, pero después de 6 años, cada vez que vuelvo a Argentina de camino a Firmat, me impresiona la inmensidad en la que vivimos en nuestro país, las distancias que manejamos, llanuras que parecen interminables”, sostuvo.

En ese marco, contó: “La última vez que estuve en Firmat, hice unas fotos de una de las taperas todavía en pie, yendo por el camino de Rega. Al rato de haberlas publicado en Instagram, me escribieron de una revista española de arquitectura que querían hacer una nota sobre éstas taperas”.

Tapera de Firmat, en la zona del camino de Rega. Foto: Franco Casaccia.

“Hay que entender que para uno puede ser la simple cotidianidad, pero en otra parte del mundo es súper exótico”, reflexionó.

Por último, en cuanto a la posibilidad de volver a vivir al país, Franco dijo: “Me encanta volver, y me encantaría poder tener la oportunidad de hacer trabajos allá también”. Aunque aún no tiene en sus planes regresar, ya que quiere continuar formándose y creciendo como profesional en tierras europeas.

De hecho, cabe mencionar, que actualmente, Casaccia, mediante el estudio donde se desenvuelve como profesional, se encuentra trabajando en una de las obras más grandes de Alemania, que es un Mega Campus de Desarrollo de Informática.

+ Conocé más sobre la labor de Franco en: https://www.franco-casaccia.com/

+ También podes ver los trabajos del arquitecto firmatense en Instagram: https://www.instagram.com/francocasaccia/?hl=es-la

Por Manuel Carreras

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