El concepto de trabajo económico es una idea fundamental introducida por Juan B. Justo como parte de su comprensión de la teoría del valor-trabajo. En estos momentos donde un huero discurso liberticida afirma su obsolescencia, veamos de qué se trata realmente. A diferencia de los que graznan que sin propiedad privada no hay libertad, afirmaba: “La libertad económica, base de toda otra libertad, no será alcanzada mientras los trabajadores no sean dueños de los medios de producción”. Abordó este tema en varios trabajos. Los más importantes son:  Teoría y práctica de la Historia, en su capítulo sobre el salario, publicado en 1909; en su folleto Economía, valor, interés, de 1913, y en tres conferencias del año 1920, tituladas El momento actual del socialismo.

Para Juan B. Justo, el trabajo económico es esencialmente la actividad mental y organizativa que busca aplicar el esfuerzo humano de la mejor manera posible. Se trata de la labor de las personas que calculan la mejor aplicación posible del trabajo técnico de sí mismos y de los demás. En términos concretos, no es el trabajo manual de producir algo (al que Justo llama trabajo técnico), sino el esfuerzo de quienes comprenden, organizan y dirigen las fuerzas sociales de la producción.

 Este trabajo implica reconocer qué necesita el mercado, asegurarse de que esa demanda sea atendida sin exceso, combinando y organizando los esfuerzos de los hombres para satisfacer las necesidades sociales más importantes.

Sostenía que el valor de las cosas no proviene únicamente del trabajo manual, como afirmaba-según Juan B. Justo-, Carlos Marx en su teoría del valor. Para él, el valor está en la utilidad del trabajo. Por ende, el trabajo económico tiene un alto valor y exige una alta remuneración. Justo señalaba que esta labor es ejercida, generalmente, por los propietarios de los medios de producción.

El concepto de trabajo económico surge directamente de la necesidad de corregir lo que Justo consideraba un error en el pensamiento marxista. Este análisis sobre el pensamiento de Marx hay que ubicarlo en su contexto histórico. Juan B. Justo no conoció los Grundrisse donde Carlos Marx desarrolla el concepto del organizador colectivo como creador de valor, tema que desarrolló en profundidad André Gorz, en varias obras, entre ellas, Miserias del presente, riqueza de lo posible. Para el fundador del socialismo argentino, Marx ignoraba el trabajo económico como un creador de valor. Esto se debía a que Marx, según su visión,  solo veía en el trabajo obrero o trabajo técnico la única fuerza humana productiva.

 Sin embargo, en su folleto Economía, valor, interés, acota acertadamente:” Marx ha reconocido en cierto modo el valor del trabajo económico al reconocer que el empresario puede aumentar sus ganancias introduciendo procedimientos técnicos y formas nuevas de cooperación que hagan el trabajo más productivo…”. Lamentablemente, no sacó todas las conclusiones necesarias de esta correcta observación sobre la aguda mirada del autor de El Capital.

Sugiere que Carlos Marx resaltó el trabajo manual con clara intención política. Al ignorar el valor del trabajo de organización y dirección, el revolucionario alemán podía patentizar, exagerándolo, el papel del trabajo manual asalariado en la creación del valor y la riqueza. De esta manera, se simplificaba al extremo la idea de que todo lo que no era salario era plusvalía (valor creado gratuitamente para el capitalista). Justo lo veía como un artificio de razonamiento, con fines de agitación.

Consideraba que el trabajo económico, junto con la técnica superior, jugaba un papel fundamental en la vida y el desarrollo de los pueblos. Al reconocer la importancia del trabajo económico y la técnica, se oponía a las ideas que subestimaban el rol de los especialistas y la dirección en la producción.

A pesar de esa visión unilateral de la noción de la teoría del valor- trabajo en Marx, Justo hizo observaciones sobre la  Revolución Soviética que merecen señalarse. Los Bolcheviques, al menospreciar y perseguir a los especialistas (a quienes consideraba burgueses), se enfrentó a dificultades económicas y sociales. Señaló que ninguna nación puede renunciar a los servicios de los especialistas burgueses, argumentando que la clase trabajadora de un país solo lograría educarse para la dirección de la producción después de muchos ensayos y errores. Poco tiempo después de estas disertaciones, Lenin y los revolucionarios soviéticos lanzaron la N.E.P. que intentó resolver muchos de los temas planteados por Juan B. Justo en sus conferencias de 1920.

La idea de trabajo económico fue una herramienta conceptual para demostrar que el socialismo no podía depender únicamente del trabajo manual para generar riqueza, sino que debía integrar y valorar la actividad de pensar, planificar y organizar la producción. Los actuales debates sobre el Socialismo y su futuro, deben tener en cuenta las observaciones de Juan B. Justo sobre el trabajo económico, para dale viabilidad y solidez al necesario proyecto emancipatorio.

Por Gustavo Battistoni
(Historiador y escritor firmatense)

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