En el marco del 117º aniversario de Firmat Foot Ball Club, la doctora Edit Carelli comparte un poema donde emergen de su corazón albirrojo un manojo de palabras donde con afecto y talento evoca el club de ayer y de hoy.
Nido
El club de mi infancia tenía portones inmensos,
sólidos, fuertes para entrar a la cancha.
Bien cerca de casa.
Abiertos de día nos acortaban el camino a la pileta,
cerrados de noche invitaban a saltarlos
para colarnos a algún acontecimiento.
El club de mi infancia
tenía la pileta más feliz del mundo,
que nació conmigo.
Largos veranos de juegos, amigos.
Cuando iban los viejos
se extendía el horario, se hacía infinito.
El vestuario
ducha obligada con jabón
bajo la mirada supervisora
de doña Esperanza o doña Encarnación.
“Las tuvallas en las cadenas,
mira que te sorprendo”
El Cachorro, que tanto nos cuidó.
Superhéroes en el trampolín gigante,
jugábamos indio al agua,
nos pusimos la primera bikini,
el sol nos ampolló las espaldas.
El club de mi infancia
tenía un parque de sueños.
Inmensa en las alturas
veía al mundo pequeño
desde las hamacas, el trapecio, el tobogán.
Volé, me deslicé, trepé,
conocí el vértigo en la calesita,
me revolqué en la arena,
jugué tenis en el frontón.
Parque de árboles frondosos,
cenas de portón abierto,
grupos de amigos que me prestaban su hombro o su falda
para prolongar mi día,
comenzar a soñar.
El club de mi infancia
Fiestas, bailes, tertulias…
Stella Raval,
vestidos largos con brillos,
bailes sociales de carnaval con clericó
que algún niño probaba,
a escondidas,
bochas, paleta, tenis,
básquet, fútbol, natación.
Dueños y señores en Paco’s,
ovejitas que cuidaban la cancha,
sándwiches de milanesa,
billar y metegol.
Profes de gimnasia que enseñaban
a veces un deporte,
siempre a ser mejores personas.
II
El club de mi infancia
Aún nos recibe…
brazos maternales de calidez y abrigo,
brazos paternales fuertes y protectores.
El club de mi infancia
hoy tiene básquet, fútbol, paleta,
tenis, hockey, vóley,
tenis inclusivo,
patín, acrobacia en telas, karate,
ritmos, yoga, gimnasia,
colonia de verano, escuela de natación,
El Talita, Carlos Paz,
cuatro gimnasios, cancha auxiliar.
Sus puertas abiertas para miles de chicos
que lo sienten su hogar
practican deportes
aprenden compañerismo
cultivan amistad.
Los padres ponen el hombro
sin pereza, incansables
en ese gran hogar familiar.
El club de mi infancia
Semillero
de niños felices y adultos de bien.