El Jardín de Infantes Nº 339, ubicado en el barrio Carlos Casado, puso en marcha una campaña solidaria denominada “Un libro para mi Jardín” con el objetivo de enriquecer el material bibliográfico de la institución y promocionar la lectura de los niños y niñas que allí asisten.
Verónica Tumini, directora del Jardín, destacó la trascendencia de esta iniciativa. “Los libros de cuentos son fundamentales para nuestro nivel”, afirmó la directora del establecimiento donde asisten chicos de 3 a 5 años.
En este marco, enfatizó que la importancia radica en que “desarrollan habilidades lingüísticas, cognitivas, emocionales y sociales, estimulando la imaginación y creatividad, ampliando el vocabulario y fomentando la comprensión de emociones y valores como la solidaridad o el respeto”.
La lectura, según Tumini, va más allá del aprendizaje académico; es un pilar en el desarrollo integral. “Crean un vínculo emocional entre el niño y el adulto, permiten el autoconocimiento y, por supuesto, los preparan para el futuro”, explicó.
Sin embargo, el aspecto central que motoriza esta campaña es la necesidad de “crear hábitos de lectura que, a nuestro criterio, es de lo que se están alejando los niños con el tema del uso de la pantalla”.
La idea de la colecta surgió a partir de la propuesta de una de las mamás del jardín, cuyo hijo asiste a la sala que funciona como biblioteca de la institución. Si bien la biblioteca cuenta con libros variados, se necesita sumar “diferentes textos, diferentes materiales para que la biblioteca pueda seguir funcionando y se enriquezca cada vez más”, explicó Tumini.
La campaña “Un Libro Para Mi Jardín” se desarrollará durante todo el mes de octubre, invitando a la comunidad a sumarse con la donación de libros de cuentos y otros materiales de lectura.
Finalmente, la directora Verónica Tumini expresó su profundo agradecimiento a toda la comunidad. “Tenemos solo palabras de agradecimiento de todo el personal de la institución… para todos los que puedan colaborar, esto es muy importante para nosotros”, concluyó.
Por Mariano Carreras
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