A pesar de la confirmación de un nuevo episodio de La Niña, que ya cuenta con una probabilidad de ocurrencia que supera el 70 % a partir de octubre, se anticipan condiciones que podrían favorecer a la agricultura nacional. Así lo informó el último reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario de cara a la nueva campaña triguera.
La Niña se caracteriza por el enfriamiento de las aguas del Pacífico ecuatorial y suele tener un impacto negativo en las precipitaciones de Argentina, especialmente durante la primavera. En ese sentido el consultor de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, Afredo Elorriaga, señaló que “aunque La Niña se manifieste fuertemente, las condiciones actuales sugieren una intensidad menor a la prevista en meses anteriores. Esto se basa en las proyecciones recientes de NOAA, siglas en inglés de Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica y la Universidad de Columbia, que apuntan hacia un escenario de transición hacia un ENSO (El Niño Oscilación del Sur) neutral antes de desarrollar completamente a La Niña en los meses de julio a septiembre de 2024.
Uno de los factores cruciales que contribuyen a un panorama más optimista para el trigo es la evolución del Dipolo del Océano Índico. Este fenómeno, que también influye en el clima de la región, muestra signos de pasar a una fase neutra entre septiembre y octubre. Según Elorriaga, este cambio reduce significativamente las posibilidades de una sequía severa como la que se experimentó en el ciclo 2022/23, permitiendo esperar lluvias cercanas a lo normal durante el periodo crítico del cultivo de trigo.
Las predicciones climáticas, junto con un mejor estado de las reservas de agua en el suelo en comparación con años anteriores, pintan un cuadro esperanzador para la producción triguera. Si bien el fenómeno de La Niña es una realidad inminente, la neutralidad prevista del Índico y las condiciones de humedad del suelo sugieren que podríamos estar ante un ciclo agrícola exitoso. Esto rememora el boom de producción del 2021/22, donde se combinaron favorables condiciones climáticas con una fuerte inversión en tecnología y fertilización por parte de los agricultores, culminando en una producción récord de 23 millones de toneladas.
Por Elías Ferreyra