Yamila Romero es de Firmat. Tiene 29 años. En 2021 su vida daría un cambio drástico cuando sus dos riñones dejaron de funcionar al mismo tiempo, e inmediatamente, debió ingresar en lista de espera del Incucai.

Allí inició un largo camino de resiliencia y fortaleza para sobrellevar distintos obstáculos y dificultades que la vida le presentó, -que sería muy injusto definir o poder tomar algún tipo de dimensión de lo que debió transitar-.

Sin embargo, el 30 de mayo de este año, Yamila recibió un llamado que jamás olvidará. Casualmente en el Día Nacional de la Donación de Órganos. “Cuando me llamaron, no me hice mucha esperanza porque ya me habían llamado en otra ocasión, y te ilusionás, quizás apresuradamente”, contextualizó la joven firmatense a El Correo.

“En este último llamado me dijeron que estaba tercera en la lista, pero que estaba la posibilidad de que pueda quedar segunda. Llamé a mi papá para contarle a las 7 de la mañana. Le dije que no se ilusione, pero que estaba tercera y que a las 8 me llamaban para avisarme cómo seguía todo”, detalló.

“Pasaron las 9, las 10, y nada. A las 11.11 de la mañana, llegó el llamado. Me dijeron tenés que venir urgente porque el riñón es tuyo”, expresó, recordando la hora exacta de un llamado inolvidable.  

A las 14 horas del pasado jueves 30 de mayo, Yamila ingresó al quirófano del Sanatorio de la Mujer de Rosario, donde se puede decir que, tras tanta lucha y dolor, la vida le volvió a tomar la mano.

Yamila, luego de recibir el trasplante el pasado de 30 de mayo.

Una historia de resiliencia y valentía  

Recientemente, Facebook le recordó a Yamila una imagen de 2021, que ella describió como el peor momento de su vida. “Estaba internada con barbijo, con cables, ahí empecé el proceso de diálisis, que me dijeron que mis riñones ya no funcionaban”, explicó, en relación a la gravedad de su situación, que está vinculada al Covid-19, ya que el virus, según los profesionales médicos que la atendieron, quedó adentro suyo y esto habría sido uno de los factores que agravó su estado de salud.

“La diálisis, obviamente que no es nada lindo. Tu vida se paraliza y depende de una máquina. Cuando te dicen la palabra diálisis, mucho no entendés porque no estás en el tema, y es eso, entender con el tiempo, que tu vida pasó a depender de una máquina o sino, los pulmones se me llenaban de líquido y tenía que estar internada, es duro”, manifestó Yamila a El Correo.

También expuso el tiempo que conlleva el tratamiento y todo lo que eso implica en la cotidianeidad de los días. “Es un proceso bastante largo, a veces doloroso porque tenés que poner tu cuerpo y lógicamente te termina afectando en distintos aspectos”, mencionó.

“A partir del 30 de mayo mi vida empezó a cambiar por completo. Al día siguiente de la intervención cuando ya veía que todo iba bien, todo era positivo, es como que, no sé, la alegría y la emoción se multiplicó”, expresó Yamila, poniendo en valor su presente, siendo consciente de todo lo que tuvo que luchar y transitar hasta llegar a hoy.

De regreso a casa: junto a su padre, cuando recibió el alta en Rosario.

El presente

En la continuidad de la conversación con El Correo, Yamila habló sobre su presente y cómo transita sus días tras recibir el trasplante de riñón. “La verdad que vengo muy bien”, resaltó, y aclaró: “Obviamente que hay muchos cuidados, mucha medicación de por medio, que a medida que mis análisis van saliendo bien, me van bajando, todo lo vinculado a corticoides, pastillas”.

“Me tengo que cuidar mucho con la sal, consumir poca carne, poco pollo y tomar tres litros diarios de agua, que es fundamental”, recalcó, y precisó: “En cuanto al periodo de adaptación del trasplante estaría en la etapa 3-4”.

Sus amigas le dieron la bienvenida tras la operación.

“Al principio, los controles son día por medio, una vez que los análisis están bien, pasas cada tres días, después de tres días a una semana y yo ya estoy en la etapa de cada quince días”, contó, y reafirmó: “Así que vengo bárbaro, cuidándome un montón”.

En ese sentido, también explicó que actualmente está haciendo casi vida normal. “Solamente no puedo juntarme con mucha gente, no puedo ir por ejemplo a una fiesta donde haya 200 personas, y si salgo y hay un poco más de gente de lo habitual, me pongo barbijo, pero puedo juntarme con 4 o 5 personas”, indicó.

Concientización

En el cierre de la charla con este medio, Yamila se refirió a la concientización sobre la donación de órganos donde señaló que “falta un poco más de visibilización del tema”.

“Creo que más en la gente mayor, en los jóvenes, quizás con el acceso a las redes e internet, siempre aparece alguna historia, o algún texto sobre alguna fecha en particular, pero sí, siento que hay que hablar más sobre el tema, desde charlas abiertas a la comunidad hasta en las escuelas secundarias”, reflexionó.

Por Manuel Carreras

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