El jueves 19 de marzo de 2020, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunció por cadena nacional el comienzo del “aislamiento social preventivo y obligatorio” (ASPO). La medida comenzó a regir a partir de la cero hora del viernes 20 y se extendería hasta la cero hora del martes 31 de marzo. A partir de ese momento, todo iba a cambiar.

“Todas las personas deberán quedarse en sus casas. Sólo podrán salir para proveerse en los negocios de cercanía, que se mantendrán abiertos, los supermercados, el almacén, la ferretería. Aún hay argentinos que no entienden la gravedad de la situación, las fuerzas de seguridad federales y provinciales son las que se encargarán de controlar el cumplimiento de la medida. Voy a ser muy severo con quienes no respeten la cuarentena”, aseveró el Presidente durante la cadena nacional.

Las primeras medidas que se conocieron indicaban: “Las personas deberán permanecer en su residencia habitual o en la residencia en que se encuentren hoy a la media noche”. “Se prohíbe libre circulación (controles en rutas y espacios públicos)” y “el aislamiento solo permite desplazamientos mínimos e indispensables (supermercado, farmacia, ferretería, veterinaria, comercio de proximidad)”.

A la vez, se conocía la lista de las personas y actividades exceptuadas al aislamiento, como salud, seguridad, bomberos, comedores escolares, comunitarios y merenderos, los servicios de comunicación audiovisual, industrias y producción agropecuaria entre otras.

A medida que pasaban las horas, los paisajes de las ciudades y las actividades cotidianas cambiarían, tanto fue el impacto de la pandemia que se comenzó a hablar, por ejemplo, de la “nueva normalidad” y de “convivir con el virus”.

El sábado 21 de marzo, Firmat y las localidades vecinas comenzaron con una serie de trabajos que jamás hubiésemos pensado, algo que no parecía normal, estaban cerrando todos los accesos a la ciudad con montículos de tierra.

Después, vendrían los controles en los dos únicos accesos habilitados de la ciudad, la sirena de los bomberos anunciando que a las 15 horas terminaba el horario de circulación, vecinos que todos los días cantaban el Himno Nacional a las 21 horas, la obligatoriedad de usar barbijo, los primeros casos de covid, el centro de aislamiento en el gimnasio del Firmat F.B.C., y otros tantos hechos que fueron marcando un antes y después en la humanidad.

Una situación atípica y compleja, que será difícil de olvidar, sobre todo para quienes perdieron seres queridos a causa del virus. También las complejidades de distintas índoles que vinieron después, y que hoy están muy presentes, en cuanto a salud mental, por ejemplo.

Redacción/Fuente: El Correo
(Cooperativa de Trabajo desde 2017)

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