Después de 5 años de funcionamiento en Gral. López 261, el Merendero Corazones Gigantes ya no da la merienda a decenas de niños que asistían diariamente.


El motivo del cierre se debe a problemas de salud de Liliana, su responsable, quien debe guardar reposo y lamentablemente ya no puede dedicarse íntegramente al espacio que creó en barrio Fredriksson y que brindó tantos lindos momentos a los niños y adolescentes que llegaban cada día.

Al ser consultada por El Correo, Liliana Lobos explicó: “Estoy en tratamiento y tengo días buenos y algunos en los que me cuesta más, pero sigo ayudando con lo que traen y con lo que puedo hacer”.

Así dejó en claro que, si bien ya no prepara la merienda, todas las donaciones que reciben son repartidas entre quienes lo necesitan. “Repartimos la ropa que nos traen, las cosas que donan, pero no sé da más la leche, ya que no puedo seguir, hago lo que puedo para ayudar ya que la gente sigue apoyando”, manifestó.

Liliana sabe que hay muchas necesidades, y cómo se acerca el inicio del ciclo lectivo, utilizó el Facebook Merendero Corazones Gigantes para pedir útiles escolares. Quienes deseen colaborar con mochilas, lápices, hojas, cuadernos, etc., acercarlos a Gral. López 261 y ella se encarga de que lleguen a los vecinos. Además, días atrás entregó unos juguetes (monopatines, caminador y triciclo) que le habían donado.

El mensaje en redes

“Hola mi gente linda, hoy quiero comunicarles algo que me produce una gran tristeza, hoy cierra sus puertas el merendero Corazones Gigantes”, publicó Liliana en Facebook el pasado 29 de enero.

“Como algunos saben hace meses vengo peleando con mi salud, estaba esperando los resultados de unos estudios, no dieron muy bien y por lo tanto, por recomendación médica y el pedido de mi familia, me tengo que cuidar”, explicó.

En ese marco, aprovechó la ocasión para agradecer “a cada una de las personas que de una u otra manera me apoyaron en estos largos cinco años, a los papás que confiaron a sus niños los cuales son y serán parte de mi vida, a mi familia por su apoyo ya que sin ellos no habría sido posible concretar mi sueño de servir al prójimo como Dios me enseñó, a mi gente que trabajó y dejó tiempo para acompañarme, la palabra gracias no alcanza”.

“A todos, que Dios los bendiga y les devuelva cada cosa que con amor sembraron, no es una despedida, es un hasta luego porque voy a estar siempre para mis niños ayudando en los que pueda”, concluyó Liliana en su publicación en Facebook.

Por Estefanía Gutiérrez Petruzzi

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