Mi nombre es Alberto Marchetti, me dicen Pichón muchos vecinos me conocen por el sobrenombre o también dotor, no soy ninguna de las dos cosas, pero me siento cómodo con ello y sé que detrás de esos sobrenombres hay cariño y simpatía.

Tengo 65 años, soy padre de cuatro hijos y casado por segunda vez con Verónica, mi esposa, con la que tuve la dicha de construir nuevamente un hogar aquí en Firmat.

Tengo una empresa de servicios, Pampacom y participé en el Centro Económico de Firmat desde el 2008 hasta el 2024 siendo en tres períodos Presidente de la entidad.

Soy de una generación que siendo adolescente viví la década del ‘70, la década de la violencia política, las diferencias se dirimían a los tiros con el asesinato político ,luego desembocó en el golpe militar y surgió una monstruosa maquinaria de terror estatal , que derivó en la guerra de Malvinas, la derrota y la vuelta a la democracia.

El nunca más al terror, nunca más a la violencia política, nunca más a las dictaduras militares y a la violencia terrorista.

Sí a la convivencia democrática, y las diferencias políticas se dirimen en las urnas con libertad de expresión, sin censura.

Hoy podemos decir que este aspecto de nuestra historia está consolidado aunque de vez en cuando hay algunos que quieren salirse de la huella o solo ven un lado de la historia.

Pero viendo los resultados después de 42 años de democracia lo que no supimos resolver es la economía, la otra convivencia cotidiana de los argentinos.

El sistema económico hace a nuestras relaciones y determina nuestras conductas, nuestros conflictos, nuestras ideas de las cosas.

Se siguió con otra maquinaria perversa, las “políticas económicas”, alta inflación, reiteradas devaluaciones, regulaciones de todo tipo, controles de precios, permanente aumento en cantidad de impuestos, crisis y más crisis y cuyo resultado son la marginalidad y la pobreza más grande de toda nuestra historia, con una deriva en el crecimiento de la violencia delictiva y el narcotráfico, la decadencia económica es notable si la comparamos con la mayoría de los países de Ameriaca Latina, somos los únicos o de los pocos que fuimos para atrás.

Y si lo comparamos con el mundo y hacemos números, el ingreso per capita en 1870 de Argentina comparado con el ingreso per capita promedio del mundo, nosotros estábamos 1,5 arriba y en 1900, 3,5 arriba del mundo y hoy estamos en 1, menos que en 1870 cuando era gobierno Sarmiento.

No sé si tocamos fondo, pero parece, lo que sí a muchos argentinos nos produce espanto, cansancio, indignación y empezamos a pensar que hay que hacer algo distinto, la Argentina puede y debe ser distinta, si el mundo avanza, crece y nosotros no, somos nosotros el problema, si siempre hacemos lo mismo no podemos pretender que algo cambie, obtener otro resultado del que ya vivimos.

Por esto decidí poner el cuerpo en la política en este proceso que para mí es histórico, el Gobierno de Javier Milei, es una gran oportunidad para cambiar la Argentina y construir un camino sólido de crecimiento económico y poder solucionar seriamente nuestros principales problemas en forma duradera.

Más allá de las ideologías y las preferencias, estamos viviendo un momento para atrevernos a pensar diferente los mismos problemas de siempre, las prácticas políticas, las económicas.

Hemos naturalizado un montón de conductas o ideas en nuestra realidad cotidiana, que nos cuesta pensar diferente o sencillamente no lo vemos, “no vemos que el rey está desnudo”. Y en eso Javier Milei demostró algo muy trillado, por ejemplo, que la inflación no es multicausal y por lo tanto no es un misterio, no mandó a nadie para controlar los precios a las empresas y comercios para bajar la inflación, y sin embargo la bajó y sigue bajando.

O cuando dice que se viola permanentemente la propiedad privada, muchos creen que propiedad privada es una casa o un campo y no solo es eso, es nuestro trabajo la propiedad privada y cuando el dinero que cobramos por nuestro trabajo se desvaloriza permanentemente se está violando nuestra propiedad que es nuestro trabajo.

El sistema político, lo que Milei llama la casta, y esto atraviesa a todos los partidos, usan el Estado y los recursos del Estado para sus planes políticos, que no siempre o generalmente no coincide con los intereses de la sociedad. A tal punto es esto, que hoy ser político para muchos es la única salida laboral o la forma de tener un buen pasar y otros ya sin escrúpulos, hacer fortuna.

Es momento de que saquemos el velo y trabajemos entre todos para cambiar, es momento para empezar a hacer algo distinto y así poder dar vuelta esta historia de fracasos.

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