La ciencia no busca verdades absolutas, sino construir conocimiento de manera lenta y provisional. Aunque los titulares digan “un estudio revela”, esta expresión distorsiona la esencia misma del método científico: un proceso de prueba, error y consenso colectivo.


Hace unos días conversé con el filósofo Valentín Muro, quien, entre varias frases memorables, me dijo algo que no dejé de reflexionar desde entonces: la ciencia no revela verdades.

Es curioso cómo esta idea contrasta con los titulares que encontramos a diario: “Un nuevo estudio revela que…”. Estas frases, diseñadas para captar la atención, esconden una imprecisión fundamental. La ciencia, cuando funciona bien, no revela verdades absolutas. Más bien, construye conocimiento de manera lenta, acumulativa y provisional.

Karl Popper, uno de los grandes epistemólogos del siglo XX, afirmaba que las teorías científicas no pueden probarse de manera definitiva, solo falsarse. En otras palabras, una teoría científica no es un punto de llegada, sino un puente que permanece mientras no haya evidencia que lo derrumbe. Este proceso de prueba y error, de revisión constante, es lo que impulsa el avance de la ciencia. Hoy algo puede parecer sólido, pero mañana nuevas evidencias pueden cuestionarlo o incluso desmentirlo.

Un único estudio, por impactante que parezca, no constituye una verdad por sí mismo.

Es solo una pieza más en un engranaje más amplio, que incluye replicación, revisión por pares y acumulación de resultados consistentes. Así, cuando leemos que “un estudio revela”, deberíamos pensar dos veces. Esta frase transmite una idea engañosa de inmediatez y certidumbre que no refleja cómo funciona realmente la ciencia. Si la ciencia proclamara verdades absolutas, deberíamos tomarla bajo mala reputación porque perdería su esencia crítica y adaptativa. Las doctrinas que prometen verdades inmutables, como bien sabe- mos por la historia, suelen estar equivocadas.

La verdadera fortaleza de la ciencia radica en su humildad. Reconoce que todo conocimiento es provisional, siempre sujeto a revisión. A lo mejor deberíamos resignificar los titulares de los diarios. En lugar de decir que “un estudio revela”, sería más preciso afirmar: “las evidencias, hasta ahora, sugieren que…”. Es una afirmación menos impactante, menos vendible, pero infinitamente más cercana a cómo funciona la ciencia.

Si algo nos enseña la ciencia, es que no existe mayor promesa que la posibilidad de seguir aprendiendo. Y para eso, debemos aceptar que el conocimiento humano no se graba en piedra, sino que se escribe a lápiz, con la goma siempre al alcance.

Por Bernardo Bazet Lyonnet
(Lic. en Biotecnología)

Abrir mas artículos relacionados
Abrir mas en  Ciencia
Comments are closed.

Ver tambien

Con caras nuevas, Fredriksson F.B.C. se prepara para afrontar la Copa Federación

El domingo 26 de enero será el punto de partida para Fredriksson F.B.C. en la Copa Federac…