Dentro de las capacidades psíquicas, una de las más importantes es la autodeterminación. ¿Alguna vez te preguntaste por qué queres comenzar a comer sano, hacer ejercicio, aprender una nueva disciplina pero no lo logras? ¿Por qué terminas procrastinando todas esas acciones que sabes que te ayudarían y te harían bien, pero no haces nada para concretar el cambio? El recurso psíquico que se requiere para esto es la determinación. La palabra “determinación” implica saber poner límites, saber establecer términos, y sobre todo, saber imponernos límites a nosotros mismos.
Los límites son los que nos dan la verdadera posibilidad de experimentar libertad. Ante un límite tengo que tomar una decisión. Frente a un límite que se nos presenta, aprendemos que en la vida no podemos tener todo lo que queremos en el momento que lo pretendemos, aprendemos a esperar, a ser pacientes, incorporamos capacidad de frustración, incorporamos maneras de gestionar nuestro enojo ante la imposibilidad de conseguir lo que me propuse y nos entrenamos en hacer los ajustes necesarios para encontrar el camino.
Para ilustrar este concepto, basta recordar la historia de figuras como Thomas Edison, cuya determinación le permitió superar miles de intentos fallidos antes de inventar la bombilla eléctrica, o Malala Yousafzai, quien, a pesar de los riesgos y adversidades, sigue luchando por la educación de las niñas en todo el mundo. Ambos ejemplos muestran cómo la determinación puede transformar las adversidades en oportunidades.
La determinación no solo es vital en la realización de grandes logros, sino también en el día a día. Se manifiesta en la capacidad de mantener el rumbo, incluso cuando la motivación fluctúa. Para muchas personas, este rasgo pue-de ser el factor decisivo entre el éxito y el fracaso.
Mientras la determinación impulsa el esfuerzo y el progreso, los límites actúan como los guardias de nuestra salud mental y física. Establecer límites claros es fundamental para evitar el agotamiento y mantener un equilibrio saludable entre la vida personal y el trabajo.
Los límites nos ayudan a definir nuestras prioridades y a gestionar el tiempo de manera efectiva. Por ejemplo, saber cuándo decir no a un proyecto adicional o a una solicitud que no se alinea con nuestras metas personales es esencial para evitar la sobrecarga y preservar nuestra energía y bienestar.
La verdadera magia ocurre cuando la determinación se combina con una gestión adecuada de los límites. Una persona decidida que también sabe cuándo detenerse y reevaluar sus esfuerzos puede evitar el desgaste y mantener un rendimiento sostenido a lo largo del tiempo.
En el ámbito personal, esto significa encontrar un equilibrio entre la pasión por alcanzar nuestros objetivos y la necesidad de descansar y recargar energías. En el entorno profesional, implica mantener un enfoque claro en los objetivos mientras se gestionan las expectativas y se evitan los excesos que pue- den llevar al agotamiento.
En conclusión, la determinación y los límites son dos caras de la misma moneda en la búsqueda del éxito y la realización personal. Mientras la determinación nos impulsa a seguir adelante, los límites nos aseguran que no perdamos el rumbo en el proceso. Al integrar ambos conceptos en nuestra vida cotidiana, podemos enfrentar los desafíos con resiliencia, mantener nuestra salud y bienestar, y finalmente, alcanzar un equilibrio que permita disfrutar de los frutos de nuestro esfuerzo.
¡Vivir mejor es posible!
Por Melisa Muñoz
(Instructora en Educación Emocional)