El secreto del bienestar: renovar nuestra perspectiva


Nuestro bienestar emocional es esencial para que tengamos una vida productiva y plena. Sentirnos bien internamente está íntimamente vinculado con nuestra capacidad para alcanzar objetivos y disfrutar de relaciones saludables. Sin embargo, muchas veces enfrentamos emociones negativas como enojo, angustia y temor. Lo que, sostenido en el tiempo, puede llevarnos a una variedad de problemas de salud física y mental.

Las emociones negativas no solo afectan nuestro estado de ánimo, sino que también pueden causar enfermedades físicas como gastritis, problemas cardíacos y diabetes.

Nuestras emociones surgen de la forma en que valoramos los eventos que vivimos. Esta valoración es única para cada individuo, influenciada por experiencias pasadas y la información que hemos recibido a lo largo de nuestra vida. Por ejemplo, si una mamá, un papá, le dicen a su hijo que estan orgullosos de él por no llorar, el niño puede interpretar implícitamente que llorar es algo negativo, y va a afectar su comportamiento futuro.

La forma en que procesamos la información y evaluamos las situaciones puede ser preferencial o demandante. Las evaluaciones demandantes son rígidas y absolutistas, mientras que las preferenciales permiten mayor flexibilidad y adaptabilidad.

Cuando nuestras demandas no se cumplen, entramos en crisis emocional. Un ejemplo ilustrativo es la persona que se enfurece al no encontrar su sabor favorito de helado en una heladería, en contraste con otro cliente que acepta la situación con tranquilidad y elige otros sabores. Esta diferencia radica en cómo cada uno valora la situación: el primero lo ve como una injusticia intolerable, mientras que el segundo lo considera una simple preferencia no satisfecha.

En conclusión, para mejorar nuestra vida y bienestar emocional, es crucial cambiar nuestra forma de evaluar las situaciones. Adoptar una perspectiva preferencial, en lugar de demandante, nos permite manejar mejor las adversidades y reducir el impacto negativo de las emociones. Aunque no podemos cambiar el mundo, podemos cambiar nuestra manera de vivir en él, logrando así una vida más tranquila y satisfactoria. ¡Vivir mejor es posible!

(Basado en la teoría de Albert Ellis TREC y la terapia cognitiva de Aaron Beck)

Por Melisa Muñoz
(Instructora en Educación Emocional)

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