Comenzamos la clase de Danza en 7º grado con la lectura de un libro de cuentos llamado Los hilos invisibles. Estábamos en ronda, leyendo en voz alta para los compañeros; quien empezó confundió el título y dijo “los hijos invisibles”. Otro de los chicos comentó que a su mamá le encantaría que él fuera invisible. Precisamente era un cuento que trabajaba los vínculos y comenzaba por el de madre-hijo.

Totalmente movilizada por esas palabras, reflexiono sobre la complejidad y la condición fundante de ese vínculo para nuestros hijos y para nosotros mismos. Esa construcción vincular nos define en la forma de habitar este mundo. Es un hilo invisible, que cala tan profundo en nuestro ser, que podemos vivir una vida, como hijos y como padres, repitiendo patrones heredados o tomar la decisión de transformarnos, de construir otra forma de ser, de estar y fundamentalmente de relacionarnos con un otro.

En tiempos donde busco múltiples estrategias para acompañar la crianza de mis hijos me resulta necesario abandonar el paradigma de normalidad. ¿Qué es lo normal? Me invaden infinidad de estímulos que me hacen comparar y me fuerzan a entrar en tiempos y estructuras consideradas normales. Es una lógica de encajar en el paradigma de perfección.

Para la psicóloga Maritchu Seitún, “la idea de perfección es peligrosa porque no permite llevar con tranquilidad ese proceso de ensayo y error, de encontrar la propia forma, yendo de a poco. Lleva a los padres a desconfiar de lo que entienden por sí mismos. Interfiere con la comunicación porque en vez de escuchar a ese niño y lo que ese niño necesita se escuchan los mensajes de otros”.

Estoy construyendo una crianza que escapa de esa idea de perfección y se acerca al concepto del pediatra, psiquiatra y psicoanalista Donald Winnicott: la madre “suficientemente buena”.

Es una mujer espontánea y real que siente amor, se muestra disponible, pero también puede expresar ansiedades, preocupaciones, cansancio, culpa. Estoy en el camino de reconocer mis emociones, sin ser superada por ellas, aceptando mis propias dificultades y errores. Me encuentro en constante transformación, revisando paradigmas, dejando caer lo insostenible, defendiendo lo que me representa y construyendo mi propio hilo invisible.

Inés Di Bártolo/Maritchu Seitún (2019). Apego y crianza.

Por María Luz Iocco
(Profesora de Expresión Corporal)

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