Por Gustavo Battistoni
(Historiador y escritor firmatense)

Stefan Zweig en un magistral trabajo titulado: “¿Es justa la historia?”, hace referencia a la desgracia en que han caído una enorme cantidad de personajes históricos injustamente olvidados que deberían servirnos de ejemplo para no repetir los errores del pasado. El planteo del gran escritor austríaco es elocuente: “…nuestro deber consiste en no admirar el poder en sí, sino en admirar únicamente a esos raros hombres que lo ganaron con honradez y justicia”. Esta profunda verdad, se ajusta al olvido que sufre, por parte del pueblo argentino, Domingo Cullen.

Fue el servidor público más importante que tuvo la provincia de Santa Fe. Su amor a la provincia que adoptó para vivir y formar su familia era de tal tenor que dio su vida en defensa de sus intereses soberanos. Era consciente que desafiar a la voluntad de Juan Manuel de Rosas podía costarle la vida, sin embargo, esto no lo arredró para defender los valores del federalismo que estaban en peligro por la acción irresponsable del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, en un conflicto que le era ajeno a las provincias del interior.

El historiador rosarino Félix Chaparro, en su biografía, Don Domingo Cullen, dice acertadamente: “López y Cullen eran federales de corazón y convicción. Consideraban al sistema federal como el más adecuado para la organización del país y por él luchaban de buena fe y sumaban todos sus esfuerzos. López, rudo pero sagaz, con una experiencia que lo capacita para el conocimiento de los hombres; Cullen, talentoso, culto y diplomático de nervio, no podían llamarse a engaño sobre las verdaderas intenciones del gobernador de Buenos Aires”.

Su personalidad política fue incrementándose desde 1823 cuando cogitó un plan para liberar a la Banda Oriental del dominio portugués, como delegado del Cabildo de Montevideo, refrendando un tratado ofensivo y defensivo con su futura residencia. También es de destacar su papel descollante como firmante del Pacto Federal del 4 de enero de 1831, y Presidente de la Comisión Representativa que invitaba a las demás administraciones a un Congreso que tenía como objetivo la necesaria organización nacional. El Dictador de Santos Lugares, y su aliado Facundo Quiroga, sabotearon la posibilidad de que el país se organizara constitucionalmente. Tuvo que esperar más de 20 años nuestra patria para tener una Carta Fundamental que nos amparara. En el discurso del General Urquiza, leído en la inauguración de las sesiones del Congreso Constituyente de Santa Fe, el 20 de noviembre de 1852, se expresó una gran verdad: “El deseo de muchos años se cumple en este día: los gobiernos del Litoral descansan de los compromisos contraídos en 1831”. Tal era la importancia del Pacto que tuvo a Domingo Cullen como actor principal.

A mediados de 1833, Estanislao López lo nombra, por la renuncia de Pedro de Larrechea, como Ministro. Podemos decir sin equivocarnos que el Estado santafesino y su gestión administrativa se consolidaron, lo mismo que las escuálidas finanzas provinciales, promoviendo la educación, con la novedad de la instrucción para las jóvenes santafesinas, y la organización de Rosario. Agrega José Luis Busaniche, en su libro homenaje Domingo Cullen: “Repetidas veces, y durante largos períodos, Cullen permanece al frente del gobierno, por delegación de Estanislao López. Para el año 1837, la administración se había renovado, bajo diversos aspectos. Emprendíanse obras públicas, como el muro de contención en el antiguo puerto, y un marcado progreso caracterizaba la administración”.

La enfermedad y posterior muerte de Estanislao López lo puso en el centro de la escena. El bloqueo francés colocó a la provincia en una situación muy difícil y fue el encargado de destrabar una situación injusta para quienes no detentaban el monopolio del puerto de entrada de mercancías al país. Nuestro dirigente se sabía condenado a la muerte de antemano por Rosas, y entra a través de Manuel Leiva en conversaciones con el Gobierno de Corrientes, intentando modificar el equilibrio de poder en favor del federalismo. El 15 de junio de 1838 es designado como gobernador interino por la legislatura y el 29 de junio Gobernador propietario, por cuatro años.

Los gobiernos de Buenos Aires y Entre Ríos desconocieron al legítimo gobernador e incentivaron a personajes sin escrúpulos a derrocarlo. Se refugia en la provincia de Santiago del Estero y en un acto infame, ante el pedido de Juan Manuel de Rosas, Felipe Ibarra lo entrega a la barbarie porteña. La suerte estaba echada y el 22 de junio de 1839, el eminente patriota es asesinado en la Posta de Arroyo del Medio.

Domingo Cullen, uno de los grandes santafesinos de nuestra historia, sufre la tiranía del olvido. Vituperado por los acólitos de Rosas, pero también infamado por las sesgadas Memorias Póstumas de José María Paz, a quien le salvó la vida, es un desconocido para las nuevas generaciones. Es hora de rescatarlo de la intencionada e injusta omisión a la que fue desterrado.

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