Fermín Delgado (30 años) y Elisa Yurun (28 años) se conocen desde pequeños. Ellos son de Chovet, el pueblo en donde crecieron y vivieron hasta comenzar sus estudios universitarios. El pueblo donde inicio su historia de amor, hace ya más de 13 años.
Allí, entre mates y charlas interminables, también empezaron a compartir sus anhelos, sus deseos, donde si bien resultaban quizás un poco lejanos, aparecía la posibilidad de conocer y andar por el mundo.
Lo cierto es que lo pusieron tanto en palabras, que, desde hace ya más de dos años, esos anhelos se concretaron. En la actualidad, la pareja chovetense se encuentra en Queenstown, Nueva Zelanda, recorriendo en motorhome y conociendo la cultura y paisajes del país oceánico.

Detrás de escena, lógicamente, hay formación, hay personas claves, tramites, años de ahorros y decisiones importantes que se direccionaron en su etapa en Rosario, ciudad que los albergo por más de diez años.
Al respecto, Fermín y Elisa dialogaron con El Correo, y nos acercaron un poco más a su historia: la decisión que motivo a esta aventura; la vida en motorhome; sus experiencias; el romanticismo “peligroso” que se genera en redes sociales y su vínculo con Chovet.
“Siempre tuvimos esa convicción de querer viajar, de recorrer el mundo. Era una ilusión y fantasía inalcanzable”, contextualizó Elisa, quien es el Lic. en Kinesiología.
A su turno, Fermín, quien es Profesor de Educación Física, comentó: “Ya lo teníamos en la cabeza desde hace tiempo, creo que principalmente nos cansamos un poco de la monotonía. Ambos teníamos nuestros trabajos y estábamos muy cómodos, y justamente, quisimos salir de ese lugar”.

Ambos también son Guardavidas, profesión a la que definieron como determinante a la hora de tomar la decisión, cuando realizaron el curso en la Cruz Roja de Rosario. “Conocimos a gente que nos abrió mucho la cabeza y personas que nos mostraron otra manera de vivir, al principio nos parecía algo raro, pero nos estaban hablando de cosas tan simples como trabajar por los deseos de cada uno”, destacó Fermín.
A su vez, Elisa valoró que lograron soltar algunos preconceptos y estructuras, que le permitieron dar el siguiente paso: “Dijimos queremos ser libres y que sea lo que tenga que ser”.
La vida en motorhome
No es la primera vez que Fermín y Elisa transitan sus días en un motorhome. Ya lo habían hecho previamente en Palma de Mallorca. Cuando lo mencionan, sostienen que el orden en esencial, pero la experiencia es única y que la eligen como estilo de vida.
“Tuvimos la suerte de descubrir un mundo que no conocíamos, hacía tiempo soñábamos con esta aventura en caravana. Hoy lo elegimos no solo como estilo de vida, sino como filosofía. Nos refleja libertad y conexión con lo esencial. Vivimos momentos en donde encontramos la felicidad en los pequeños placeres y en la experiencia de vivir más conscientes”, sostuvieron los chicos, en relación a sus andanzas en motorhome.

“Llevas tu casa a todos lados, entonces no tenes excusa al momento de hacer alguna actividad como salir a correr, porque sabes que las zapatillas las tenes siempre a mano. Por ese lado, la vida en caravana está muy linda”, comentaron.
A su vez, valoraron: “Lo que te da la caravana es que te despertas cada día en un patio diferente, a donde vos elijas y ese patio puede ser al lado del mar, al lado del lago, en la arena, en tierra, en la montaña, donde vos quieras. Eso realmente es impagable. Es una de las mejores cosas, es precioso”.
Aquí y ahora: Nueva Zelanda
Tras diversas experiencias, entre viajes y capacitaciones como guardavidas en Brasil y España, Nueva Zelanda apareció en el radar, luego de una charla con amigos en Palma de Mallorca.
“Llegamos el 1 de diciembre a Nueva Zelanda. Nos instalamos acá. Hicimos todo el papelerío correspondiente, y hoy estamos en una ciudad que es un cuento de hadas, es maravillosa, muy pero muy linda, que se llama Queenstown”, contaron.

Hoy por hoy, con la firme convicción de recorrer y viajar, Fermín y Elisa están realizando trabajos alternativos. En el caso de Fermín trabaja en un hotel, en el servicio de limpieza y Elisa, lo hace en un spa, donde se reencontró con su profesión de Kinesiología. “La verdad que lo estamos disfrutando, conectándonos con otras personas, con otra cultura, hablando otro idioma”, apreciaron.
No todo es color de “redes sociales”
Continuando la conversación con El Correo, la pareja chovetense hizo un párrafo aparte, en comprender y entender que “no todo es color de rosas o como se ve en las redes sociales”.
Fermín y Elisa coincidieron en que muchas veces, las redes sociales generan confusión en las personas. “Tenemos días malos, como todas las personas, donde extrañamos a nuestra familia, a nuestro pueblo, nuestras amistades, comer un asado con la familia. Días donde decís qué estoy haciendo acá”, señalaron.
Por otra parte, los chicos explicaron que un punto importante de esta aventura es que hace 13 años que están juntos. “Aprendimos juntos un montón de cosas, seguimos aprendiendo y nos estamos moviendo para seguir aprendiendo”, sostuvieron.

“Como que cada momento de nuestra relación fue cambiando, como que fueron distintas relaciones a lo largo de todo este tiempo juntos, fuimos reinventando el vínculo. Eso también queda de manifiesto en nuestro viaje, tenemos días que no son tan simples como pareja, que no nos aguantamos demasiado (risas)”, expresaron, continuando con la idea de “no romantizar la vida del viajero”.

“Es un desafío, pero también una oportunidad para seguir creciendo juntos, reinventándonos y aprendiendo constantemente, convencidos de que vale la pena porque lo deseamos con el corazón”, reconocieron, y agregaron: “Estamos felices de estar acá, cumpliendo nuestros sueños, siendo libres, con amor”.
Chovet, su lugar en el mundo
La pareja chovetense estuvo en distintos lugares. Desde Santa Catarina (Brasil) a Palma de Mallorca (España), por ejemplo. Sin embargo, su lugar en el mundo es y será Chovet.
“Es el lugar donde crecimos, donde pasamos nuestra infancia y adolescencia, donde vive nuestra familia, amigos, donde fuimos educados, el pueblo nos representa. Con mucho orgullo decimos que somos de Chovet. Nos preguntan ¿Chovet, dónde queda? Es un pueblo chiquito, de 2.300 habitantes al sur de la provincia de Santa Fe”, resaltaron Elisa y Fermín.
“Sabemos que el pueblo siempre está ahí, y lo extrañamos mucho. Es nuestro refugio, el lugar seguro al que siempre podemos volver. Todo lo que somos hoy, es gracias a Chovet”, expresaron.
Un aventura que recién comienza
Llegando al final de la conversación, ambos aseguraron que tienen intenciones de seguir andando, seguir conociendo y recorriendo el mundo. Aún sin destinos planificados. Apuestan a la espontaneidad, como fue más o menos a lo largo de estos dos años y medio de viajes.
Además de paisajes y experiencias, lo que más valoran del camino son las personas que se cruzaron y que aportaron su granito de arena para hacer más enriquecedor el viaje, que recién está comenzando.
“Realmente estamos haciendo lo que tenemos ganas de hacer. Buscando la incomodidad para cumplir nuestros deseos que van cambiando constantemente. Se van abriendo nuevas posibilidades, conociendo gente, ciudades, países y las posibilidades siempre aparecen”, manifestaron.
“Estamos viviendo en un país que se habla en otro idioma, muchas veces se nos hace difícil pero así y todo nos estamos adaptando, tirando siempre para adelante. Lo único que tenemos para agregar es que esta historia continuará, ojalá podamos contagiar a más personas que quieran viajar y cumplir sus sueños, porque si los deseos se creen se hacen realidad”. concluyeron.

Por Manuel Carreras