Imagínate, estas estudiando, leyendo, o viendo una serie, haces un recreo y te aparece una publicidad en la que te muestra que con el nuevo dispositivo de Neuralink, vas a poder sumar todo el conocimiento que quieras en segundos, sin moverte de tu casa, solo tenes que descargar los archivos e instalarlos, a cambio de eso aceptas también el monitoreo de todos tus datos cerebrales. Bueno, eso aún no pasa, pero te voy a contar lo que sí ya sucede.


La empresa de neurotecnología Neuralink, centrada en el desarrollo de interfaces cerebro-computadora, desarrolló un dispositivo que procesa las señales neuronales, las decodifica, para interpretar las señales eléctricas generadas por las neuronas del cerebro. Algoritmos avanzados de machine learning aprenden a reconocer patrones en estas señales, permitiendo traducir la actividad cerebral en comandos que pueden ser entendidos por una computadora. De manera resumida es una “conexión” con el sistema nervioso de una persona para “leer sus pensamientos”.

De esto nos enteramos cuando en sus redes sociales, el Ceo. de Neuralink, Elon Musk, publicó un video en el que un mono -teniendo este dispositivo inserto en el cerebro- podía controlar los movimientos de un juego de manera telepática, ¿pensaste en la película El Planeta de los Simios? Algo así.

Pudimos saber que estos dispositivos están siendo utilizados y testeados en rehabilitación y terapia neuronal, promoviendo la verdadera neurociencia, aquella que utiliza los datos cerebrales para proporcionar información de cómo entendemos a nuestro cerebro. La neurorehabilitación, consiste en colocar estos dispositivos para ayudar en la recuperación de pacientes con lesiones cerebrales, accidentes cerebrovasculares o enfermedades neurodegenerativas, codificando la estimulación cerebral para lograr la estimulación eléctrica dirigida a áreas específicas del cerebro y tratar con- diciones como la depresión, el Parkinson y la epilepsia.

En nuestra edición anterior hablamos de la inteligencia artificial (IA), aquí juega un papel crucial en el funcionamiento y el desarrollo de estos dispositivos neuronales. El cerebro genera miles de señales en segundos, es por ello que realiza un filtrado y limpieza de estos datos, extraen datos relevantes de las señales neuronales y las traduce en Interacción con dispositivos externos, como prótesis, computadoras, y otros dispositivos electrónicos, proporcionando a los usuarios una mayor autonomía.

¿Qué tienen que ver los Neuroderechos acá?

Los avances en neurotecnología han desatado un debate a nivel internacional. Es crucial entender algunos aspectos de este debate para estar bien informados. Los neuroderechos se consideran como una serie de nuevos Derechos Humanos que deben ser regulados para proteger la privacidad y la integridad mental y psíquica, tanto consciente como inconsciente, de las personas contra el uso abusivo de las neurotecnologías. Puesto que estas tecnologías tienen el potencial de lesionar la privacidad, la integridad mental y la integridad psíquica, pudiendo alterar la identidad personal y el libre albedrío.

Rafael Yuste, director del Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia (EE.UU) y quien lidera el Proyecto BRAIN (“Brain Research Through Advancing Innovative Neurotechnologies”), iniciativa estadounidense que desde 2013 busca comprender el funcionamiento de las redes sinápticas de nuestro cerebro, propone la creación de cinco neuroderechos. Cinco puntos concretos que pretenden ser incluidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, con el objetivo de crear una vinculación real y obligatoria tanto para gobiernos y autoridades como para el sector privado y los ciudadanos. Estos puntos son: Derecho a la privacidad mental; Derecho a la identidad personal; Derecho al libre albedrío; Derecho al acceso equitativo al aumento de neurocognición; Derecho a la protección contra sesgos algorítmicos.

Tras estos debates, los gobiernos están preparándose, y la Legislatura de la Nación Argentina, posee antecedentes de proyectos de ley que proponen la incorporación de estos nuevos derechos teniendo como objetivo establecer el marco normativo para todo el territorio de la República Argentina, y regular los derechos fundamentales de todas las personas humanas a la protección de su integridad física y psíquica, respecto de las consecuencias de tratamientos o intervenciones neurotecnológicas, y que tengan por finalidad incidir sobre las capacidades psíquicas o de inteligencia natural. Aun así, dan lugar a la promoción y desarrollo de estas tecnologías. Por otro lado, los neurodatos en la Argentina, están en condiciones de ser considerados como datos sensibles según el artículo 2 de la Ley 25.326, “Ley Protección de Datos Personales”. Las neurotecnologías que generan estos datos tienen el potencial de proporcionar un conocimiento sin precedentes sobre las personas, permitiendo descifrar cómo piensan e influir en su conducta.

¿Qué pasa en la sociedad y la comunidad científica?

En otro punto, la sociedad muestra un creciente interés en temas relacionados con las Neurociencias, no es menor, después del video del mono jugando de manera telepática, era de esperarse. Muchas personas sienten cierto temor frente a tecnologías revolucionarias, otras interesadas especulan sobre sus diversos usos.

Por su parte, la comunidad científica está preocupada por la precisión con la que se divulgan los conocimientos en esta área y la Investigación trasnacional biomédica busca trasladar los hallazgos de la ciencia básica a la resolución de problemas médicos, de patologías como el cáncer y el Alzheimer.

Sin embargo, uno de los principales obstáculos para el desarrollo de las Neurociencias en nuestro país, reside en la atomización de los distintos grupos de investigación en diversas unidades académicas. Entonces se aspira a asumir un enfoque integral de protección, considerando las normas, principios y valores que buscan dar una respuesta efectiva a la protección de estos nuevos derechos fundamentales que surgen con el avance de las ciencias y tecnologías.

Por ello, los cinco puntos antes mencionados procuran ofrecer una protección anticipada frente a la rápida evolución de una tecnología que podría ser altamente maliciosa si cae en manos equivocadas, estableciendo un marco normativo aplicable en todo el territorio nacional para regular el derecho de todas las personas a la tutela de su integridad física y psíquica ante tratamientos o intervenciones neurotecnológicas. Además, proteger la privacidad de los datos neuronales, el derecho a la autonomía o libertad de decisión individual y el acceso equitativo a los beneficios de estas neurotecnologías.

En consecuencia, es fundamental que la legislación sea fruto del consenso entre diversos sectores, encontrando un equilibrio que permita la innovación científica sin sofocar la investigación y producción científica. No obstante, siempre debe recordarse que los derechos humanos priman sobre cualquier otro interés.

Por Franco Vitterbo
(Licenciado en Ciencias Políticas)

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